miércoles, 29 de diciembre de 2010

JJ siempre acude.

Tenía seis años. Estaba sentada en el suelo de mi habitación, con la espalda apoyada en la puerta, como si así pudiera evitar que mis fantasmas entraran en mi refugio. Me rodeé las piernas con los brazos y coloqué la barbilla en las rodillas. Las lágrimas caían por mis mejillas y los ojos me dolían de tanto llorar. De nuevo, mis padres discutían y los gritos llegaban a mis oídos cansados a través de los soplos de aire frío. De repente oí un grito y un estruendo, y algo muerto que caía pesadamente sobre el suelo. Acto seguido, la puerta de la calle se abrió y se cerró con un portazo.
Me daba miedo bajar. Hasta el solo hecho de abrir la puerta hacía que un escalofrío de terror subiera como un dedo helado por mi espalda.
En momentos así, él siempre acudía para consolarme. Mi JJ. Mi pequeño JJ. Capaz de consolarme con tan sólo posar sus suaves ojos color océano en los míos.Una dulce respiración en mi oído me hizo alzar el rostro, acartonado por las lágrimas. Era él. Siempre sabía cuándo acudir. Con su dedo índice secó una lágrima que caía por mi mejilla y sonrió con cariño.
-Te he echado de menos- susurré con voz aún temblorosa.
-Y yo a ti- dijo cogiéndome la mano.
-¿Dónde has estado?- pregunté curiosa.
-Te lo diré, pero es un secreto,¿eh?- alzó el dedo índice y lo colocó en sus labios. Yo asentí animada, me encantaba ser cómplice de su secreto. Adoraba que confiara en mí- ¿Conoces el país de las maravillas?
-Claro que sí- respondí sonriendo.
-Pues allí he estado- contestó con misterio- en casa del Sombrerero Loco, con la Liebre de Marzo.
-No puede ser- dije sin creerlo- Me estás mintiendo, JJ.
-No es cierto- dijo serenamente- Es verdad. Yo nunca te mentiría, Cassie.
Cassie. Sólo él me llamaba así. Los demás, los mayores, todos me llamaban por mi nombre completo Cassidy. Lo prefería así. Como si el que me llamara de esa forma amistosa significase que él era mi amigo y tenía derecho a hacerlo.
La tarde pasó rápida, para mi  desgracia, y JJ dijo que se tenía que marchar, aunque prometió volver mañana. Le tomé la palabra en mi mente, deseando ya que fuese mañana. Me dio un beso en la mejilla y corrió hasta la ventana abierta, diciéndome adiós con la mano antes de saltar por ella.
Ya no me parecía raro. JJ era una especie de Superman o algo así. Y lo peor era que sólo yo podía verlo.

3 comentarios:

  1. Me encanta :)
    Un texto precioso. ¡Dan ganas de leer más!
    Sigue así ^^

    Un beso, K.

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  2. Bonito, muy bonito. Es genial como lo describes desde el punto de vista de la niña, con tanto detalle. Sólo veo un fallo. Cuando JJ dice: "No es cierto", deberías poner una coma después de "no", porque así se entendería bien que está negando que sea una mentira. =)
    Sigue así ^^

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  3. Precioso T^T y muy bonito, escrito con el corazon :) Te sigo, soi andi-hell, te dejo mi blog, pasa si quieres viajar por sensaciones X)

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